Tobler fue un internacionalista convencido. Era un partidario fervoroso del libre comercio porque le iba a librar de los derechos de aduana impuestos sobre la importación de materias primas naturales y sobre la exportación del chocolate.
Pero también mostró gran interés por mejorar el mundo. Quería tender puentes entre las distintas naciones, soñaba con una única moneda para todo el mundo, y una de sus pasiones favoritas fue el fomento de la lengua internacional ido, una versión reformada del esperanto. Ese idioma artificial lo usaba incluso en algunas de las tarjetas coleccionistas que se solían añadirse en el embalaje de su chocolate.
Una tarjeta de Tobler solia estar escrita en el idioma artificial llevando la inscripción ''Suisiana Lakto-Chokolado'', lo que significa chocolate con leche suizo. Tobler fue un internacionalista comprometido, de ahí su interés en ido (una rama del esperanto) y en la amistad entre las razas.
En vista de sus convicciones, es obvio que Tobler fuera también un enemigo apasionado de los nacionalsocialistas. Como francmasón fue miembro de una asociación atacada por los nazis. Estaba incluso dispuesto a combatirlos. Se presentó como testigo judicial en un proceso histórico en Berna en 1934-1935 que demostró que los infames y antisemíticos «Protocolos de los Mayores de Sión», tan revendidos por los nazis, eran una clara falsificación. A pesar de la atestiguada naturaleza fraudulenta del tratado, fue la primera vez que se había determinado su falsedad en un tribunal.
Al final, la fábrica Toblerone tuvo que dejar sus famosos establecimientos en Berna en los años 80 para trasladarse a Brunnen, en las afueras de la ciudad. La Universidad de Berna se apoderó del inmueble original para convertirlo en una biblioteca y una sala de lectura que abrió sus puertas en 1993 bajo la insignia «Unitobler».
El mítico chocolate suizo Toblerone ha cumplido cien años en excelente forma y con su poder consolidado, como lo demuestra que es el más exportado de su país.
El producto se popularizó enseguida, y fue uno de los productos que formaban parte del inventario del primer Duty Free abierto en el mundo, en Irlanda en 1947. Como visionario que fue su creador Tobler, buscando así la expansión internacional de este famosisimo chocolate.
Actualmente, la empresa pertenece a la compañía Philip Morris, a través de su brazo alimenticio Kraft Foods.
Cien años después sigue siendo el chocolate más exportado de Suiza. De hecho, el año pasado, batió su propio récord al fabricar 7.000 millones de paquetes, tantos como habitantes en el planeta tierra.